¿Has tenido la sensación de no poder más, de que todo te supera y de que se te han agotado todas tus fuerzas? Creo que esta es una sensación que muchas personas hemos experimentado, no es algo anormal, pero sí es una experiencia a la que hay que ponerle cuidado. Esta experiencia es la crisis psicológica o como otros la llaman: La noche oscura del alma.
Todas las personas tenemos en mayor o menor medida unos recursos psicológicos que nos permiten enfrentar situaciones diversas, pero en ocasiones hay circunstancias tan fuertes para nuestro psiquismo que esos recursos se quedan cortos para dar respuesta a aquello que está sucediendo. Nos quedamos sin capacidad de respuesta y como consecuencia, nos desbordamos emocionalmente y quedamos en un estado de desorganización mental. Esto es lo que se conoce como una crisis psicológica, la cual puede ser de corta o larga duración, convirtiéndose, en una noche oscura del alma. El autor del libro Las noches oscuras del alma, Thomas Moore, menciona que “Todos atravesamos en determinados momentos de nuestra vida una época de tristeza, conflictos, pérdida, frustración o fracaso que nos trastorna hasta tal extremo que cabe denominarla una noche oscura del alma” (Moore, 2005, p.15).
Las crisis son causadas por eventos precipitantes o desencadenantes, que determinarán el tipo de crisis que la persona puede experimentar: 1. De tipo circunstancial, que ocurre por un factor ambienta. Es una crisis que es más bien accidental y que la persona no espera, por ejemplo, la pérdida de un ser querido, calamidades ambientales, o de tipo inducido por un tercero, como un asesinato, un despido o un divorcio. 2. Y están las crisis del desarrollo, las cuales ocurren cuando pasamos de una etapa a otra durante el ciclo vital o cuando ocurre un evento propio de éste, como por ejemplo, un parto.
Sea cual sea la crisis, se caracterizará por que hay un estado de desorganización y necesidad de ayuda, donde la persona experimenta pensamientos, emociones, conductas y respuestas fisiológicas desbordadas, frente al evento causante. De modo que la persona no puede responder a dicho evento, no sabe encontrar soluciones efectivas y por eso se encuentra en la necesidad de ayuda. Durante el estado de crisis, es normal creer que todo va a destruirse, que no se va a poder con la situación o que nada tiene solución; durante esta etapa las personas, por su estado de vulnerabilidad, son altamente sugestionables, y es ahí cuando la atención terapéutica es altamente efectiva, porque le ayuda a quien sufre a reformular su realidad actual y a entender qué sucedió o está sucediendo, para ir integrando el evento a su vida.
Thomas Moore, menciona que hay dos salidas válidas para la crisis y para buscar ayuda: “Si lo que más le preocupa a usted en la vida es la salud, quizá se afane en superar cuanto antes esta oscuridad. Pero si lo que busca es significado, carácter y sustancia personal, quizá descubra que una noche oscura puede ofrecerle numerosos e importantes dones” (Moore, 2005, p.15). Esto debido a que tanto la crisis, como la tristeza, son como puentes, ya que luego de atravesarlos con consciencia, podemos sacar de ellas un gran aprendizaje.
Es como nos lo sugiere el arquetipo del Ermitaño: quien transita la noche oscura del alma, va hacia la oscuridad con la luz de la consciencia, si así lo decide, y es a través de su caminar que adquiere el conocimiento, el aprendizaje y el crecimiento personal que lo convertirá en sabio.
Una crisis tiene varias etapas:
La persona hace una evaluación inicial del problema y despliega unas respuestas que intentan dar solución a lo que está pasando. Luego, esas respuestas dadas no son suficientes ni efectivas, a esto lo acompaña la sensación de impacto, lo cual hace que quien vive la crisis experimente más tensión y sensación de no haber sido eficiente. Al incrementarse la tensión la persona intenta desplegar otras estrategias de solución, las cuales pueden ser o no efectivas. Esto último puede causar que la persona llegue a un estado de desorganización grave, por lo que es recomendable la atención psicológica de urgencia
La resolución de la crisis se da cuando la persona vuelve a recuperar su estado de equilibrio, logra dominar sus pensamientos acerca de la situación, desarrolla nuevas estrategias para enfrentar el problema, cambia sus comportamientos y hace uso adecuado de sus recursos externos, por ejemplo, buscar ayuda o ir a grupos de apoyo. Para que la crisis esté completamente resuelta, debe haber una reorganización y el evento ha debido integrarse a la vida del sujeto, con la debida recuperación del funcionamiento normal de la vida (Slaikeu, 1988).
Si estás experimentando una crisis o en caso de que algún día esto pase, te dejo algunos comportamientos asertivos que sugiere Slaikeu (1988), para el adecuado enfrentamiento de una situación desbordante:
- Explorar activamente resultados reales y solicitar información.
- Expresar sin reservas sentimientos negativos y positivos.
- Pedir ayuda a otros.
- Analizar los problemas haciéndolos manejables, tratables y trabajando uno cada vez.
- Estar consciente de la fatiga y las tendencias que propician la desorganización, es decir, esos comportamientos que aportan al mantenimiento de la crisis, por ejemplo, no salir de la cama.
- Permitirse sentir, sin tratar de controlar el sentimiento, dejándolo que fluya, pero aprendiendo de él.
- Confiar en sí mismo y en otros, y tener un optimismo básico sobre los resultados.
Tal vez en el momento no entiendas por qué te está pasando esto, pero si recuerdas que cada noche oscura trae un aprendizaje y transitas la situación con la actitud de consciencia (queriendo aprender de ti, de la situación, y tomarla como una experiencia trasformadora) no sólo la enfrentarás de una manera más positiva, sino que al final, habrás crecido y adquirido nuevos recursos psicológicos, que te permitirán más adelante, enfrentar mejor otros sucesos de la vida, puesto que somos dinámicos y dentro de ese ciclo hay movimientos positivos y negativos, ¿Y qué mejor forma de hacer frente a ellos que con un buen repertorio de herramientas?
Escrito por la Psicóloga Susana Vanegas R. (2022).
Referencias
- Moore, Thomas. (2005). Las noches oscuras del alma. España: Urano.
- Slaikeu, K. (1988). Intervención en crisis: Manual para práctica e investigación. México: Manual Moderno.